[Español Abajo]
In February 1926, historian and author Carter G. Woodson created Negro History Week, a precursor to what we know now as Black History Month. Forty-nine years ago, President Gerald Ford made it official, urging the American people to join him “in tribute to Black History Month and the message of courage and perseverance it brings to all of us.”
Since then, February has been a time to honor the legacy of Black freedom fighters, movement builders, and everyday people who refused to back down in the face of systemic racial oppression. Now, one year from the 50th anniversary of Black History Month, we’re witnessing a full-scale attack on Black history—part of a larger effort to erase the struggles and victories of marginalized peoples.
The truth is that all of our fights are interconnected and immigrant justice is inherently tied to Black liberation. The same people trying to ban books on Black liberation are the ones gutting asylum protections, tearing families apart, and pushing an anti-immigrant agenda.
Our struggles have always been intertwined: the Black activists and organizers who led the Civil Rights Movement also paved the way for the Immigration and Nationality Act of 1965, which eliminated racist immigration quotas. This history should serve as a reminder that we all must carry on the work of these organizers in order to defend against the same oppressive systems that harm marginalized communities today.
And we still have so much work to do: Black immigrants are disproportionately targeted by ICE and CBP — policed and criminalized by the same racist systems that have persecuted Black communities for generations. Today, mass deportation and detention are just a new face of this system of mass incarceration, often happening in the same jails and prisons built during the Jim Crow era, being run by the same for-profit prison corporations.
If we are to say that we’re committed to building an inclusive and intersectional movement for immigrant justice, we have to be just as forceful in tackling anti-Blackness in our own communities. As immigrants, we may come from different places and speak different langauges—but it is our shared commitment to humanity, love, and collective care that gives us strength.
Black immigrants and refugees are an integral part of this community and movement, and their experiences and voices must not just be acknowledged, they should be valued and uplifted. I hope you will take 10 minutes to uplift and support the incredible work being done by some of the Black-led organizations fighting for immigrant justice in Washington!
In community,
Catalina Velasquez Pronouns: She/Her Executive Director
[English Above]
En febrero de 1926, el historiador y escritor Carter G. Woodson creó la Semana de la Historia Negra, un acto que dio origen a lo que hoy conocemos como el Mes de la Historia Negra. Hace 49 años, el Presidente Gerald Ford la hizo oficial, invitando al pueblo estadounidense a unirse a él “en homenaje al Mes de la Historia Negra y al mensaje de coraje y perseverancia que nos trae a todos”.
Desde entonces, febrero ha sido un mes para honrar el legado de quienes lucharon por la liberación de las personas negras, los creadores de movimientos y todas las personas que se negaron a retroceder ante la opresión sistémica racial. Ahora, a un año del aniversario 50 del Mes de la Historia Negra, somos testigos de un ataque a gran escala contra la historia negra, parte de un esfuerzo más grande por borrar las luchas y victorias de los pueblos marginados.
La realidad es que todas nuestras luchas están conectadas entre sí y que la justicia para los inmigrantes va de la mano con la liberación de las personas negras. Las mismas personas que intentan prohibir los libros sobre la liberación de las personas negras son las que destruyen las protecciones de asilo, separan a las familias e impulsan una agenda anti-inmigrante.
Nuestras luchas siempre han estado entrelazadas: los activistas y organizadores negros que lideraron el Movimiento por los Derechos Civiles también prepararon el camino para la Ley de Inmigración y Nacionalidad de 1965, que eliminó las cuotas racistas de inmigración. Esta historia debe servirnos como recordatorio de que todos debemos continuar el labor de estos organizadores para defendernos de los mismos sistemas opresivos que hoy perjudican a las comunidades más vulnerables.
Todavía nos queda mucho trabajo por hacer: las autoridades de inmigración persiguen de forma desproporcionada a los inmigrantes negros, que son vigilados y criminalizados por los mismos sistemas racistas que han perseguido a las comunidades negras durante generaciones. Actualmente, la deportación y las detenciones no son más que una nueva cara del sistema de encarcelamiento masivo, que a menudo se lleva a cabo en las mismas cárceles que se construyeron durante la época de Jim Crow y que están administradas por las mismas empresas carcelarias con fines de lucro.
Si queremos decir que estamos comprometidos con un movimiento inclusivo e interseccional a favor de la justicia para los inmigrantes, tenemos que ser igual de firmes en la lucha contra la discriminación de las personas negras en nuestras propias comunidades. Como inmigrantes, puede que vengamos de distintos lugares y hablemos diferentes idiomas, pero lo que nos da fuerza es nuestro compromiso compartido con la humanidad, el amor y el cuidado colectivo.
Los inmigrantes y refugiados negros son parte esencial de esta comunidad y de este movimiento, y sus experiencias y voces no sólo deben ser reconocidas, sino también valoradas y apoyadas. Espero que se pueda tomar unos minutos para apoyar el trabajo increíble que están haciendo algunas de las organizaciones lideradas por personas negras que luchan por la justicia de los inmigrantes en Washington.
En solidaridad,
Catalina Velasquez Pronombre: Ella Directora Ejecutiva



